domingo, 29 de septiembre de 2013

Vacíos e intereses [a la mierda me remito]

Un día gris sin nostalgia es verte a ti sin paraguas mientras te empapa la lluvia.

Esto no es una carta de auxilio ni de despedida.
Llevo 13 meses basándome en nostalgias, destruyéndolas a mi manera y recreándolas en cada lágrima.

Pienso
porque nadie me molesta
y yo no molesto a nadie
solo a mi mente.

Y parece que todo se va a la mierda en cada palabra.

He dejado a mi cabeza hacer su propio camino.
Paralelo al mio.
Ya casi no sé como explosionar tantos auxilios y tantas recaídas.
No sé cómo decirte que me molestan tanto las dudas como tu ausencia.

Pero me canso.
Te canso.

Y la fuerza me subestima cariño. Siempre supiste que la lluvia era nuestra. Y que estábamos preciosos en ella.

Pero sigo aquí, como cada día, domesticando a las nostalgias. Y así están; demasiado cómodas para desaparecer.


miércoles, 18 de septiembre de 2013

Teníamos 66 maneras de querernos y solo una de hacernos felices

Estoy cansada de contradicciones, de gritos de alerta sin atención, de gente corriente a mi alrededor sin mantener un punto de vista fijo hacia la realidad, de este sentimiento continuo de estrategias de huida y de maniobras para salir de esta mente poco atractiva de ideas menguantes automáticas.
A veces la incertidumbre se hace demasiado pesada y sigo pensando que el camino de nuestras vidas sigue quedando en un auge imposible de alcanzar.
Solo escribo un vaivén, una nostalgia con sabor a llanto y mil te quieros a tu contra para que nunca terminaras de desaparecer.
Me aferro a algo, como si la soledad fuese capaz de salvarme la vida.
Estoy llena de sueños tan relativos con lo no común que me hacen experimentar ideas horribles y ojeras de las que nadie puede aceptar el cargo.
Ya no me vale el apoyo.
Ni si quiera sé arriesgarme. Hace mucho que no puedo decidir que tipo de confianza es a la que me enfrento.
Tengo conceptos distintos de amor, amistad, y realidad. 
Y eso es algo a lo que nadie ha sabido adaptarse,
excepto tú.
Fumo 16 cigarrillos al día, cada uno con mil definiciones de ansiedad distinta. Y creo sinfonías con el humo en mi cabeza. 
Duermo horas mínimas, algunos días más, otros menos. Pero siempre me levanto con la misma sensación de siempre.


Así que voy a poner el despertador, para que la mínima ilusión sea la alerta
de no olvidarme de ti y de que tus fuerzas aun no me hayan abandonado después de todo.

martes, 13 de agosto de 2013

Es 14, pero seguimos sin pensar en los febreros.

Te debo todo el color que te proporciona el gris de un día nublado, y ese disimulo de lagrimas diario. 
Te debo la satisfacción de sentirte orgullosa con lo que eres, ya que siempre te has bastado, 
y te he bastado 
sin egocentrismos. 
Las estrellas siempre han representado la mayoría de nuestras noches, por muy largas que hayan sido, y por el muy poco tiempo que nos teníamos.
Gracias por esa mirada 
conspiradora. 
Y por no pedir explicaciones a muchos por qués.
Por dejarme durante mucho tiempo en todas las despedidas y por estar ese tiempo sintiéndote más cerca de mi que cualquier otra persona.
Te doy fuego, a ti. 
Puedes encenderte un cigarro o quemar todo lo que te impide ser feliz. 
Conociéndote, 
sé que escogerías la primera opción.
Y por eso estoy yo aquí. 
Para darte fuego.
Y para quemar todo lo que hace que no seas feliz. Aunque sea un rato. 

Cumplir años es aburrido. Y cada año se va volviendo más insignificante. Pero si quieres hacer el día más grato, piensa en mi, y en todos los años que vas cumpliendo sin dejarme atrás. 
Ya sabes que nunca he sabido como agradecerte todo lo que has hecho.
 Pero si que puedo decirte que te quiero. 
Aunque mis maneras a veces demuestren lo contrario. 

Felicidades cebri, o leopi, yo que sé. 

domingo, 26 de mayo de 2013

Tenerte del verbo llegar con mayúsculas.

Hay tiempos en los que las palabras se convierten en promesas. 
Y todo el mundo habla. 
Pero no promete. 
Se ven los ojos de tristeza nocturnos y de día se maquillan con el sol para iluminar todas las esquinas de su cuerpo. Entrometido bajo un gris materia que no cicatriza ni nueve meses después. 
A cuánto estarán los retales de las nostalgias, os preguntaréis. 
A diferencia de meses nada sabe como en las despedidas. 
Y susurras gritos de rabia mientras observas el no pensar de estúpidas personas.
Y cantas, para no oír. 
Y escribes, para no hablar. 
Y ríes, de vez en cuando para no llorar.
Y resumes tus días estúpidos en canciones, pero yo todavía sigo allí. 
Y me sufres las noches de viernes. 
Pero ya sabes que siempre he sido de ignorarte los días y recaerte las noches.

Tenéis que entender,
si no estas ruinas rechazarán el proceso de restauración. 
Y el orden del caos recobrará el sentido cuando la asimilación entienda el proceso del olvido. 

Deberías estar aquí para matar nostalgias, conmigo. 
Ya sabes que siempre has sido más fuerte que yo. 
Y se te ha dado bien luchar contra mis lágrimas mientras sonreías. 



Mis miedos están echando pulsos a las derrotas y ya no saben cómo expresarse ni que camino seguir. 
El  caso es que continúan en este mar de dudas. 
Al que tanto recitaba en verano para que me supiese a ti. 

Debería haberte contado los motivos antes de que ellos nos destruyesen a nosotros. 
Y te escribo hablándote. 
Otra vez.
Como siempre. 
Tarde. 

martes, 7 de mayo de 2013

Meses

Durante estos meses de vacío, me he cegado de cosas  que estaban totalmente a la vista. 
Me he ganado derrotas que estaban a la rifa de otros cuantos. 
He tomado decisiones cuando la mierda me cubría el cuello. 
He superado cruces de acera sin tener que enfrentarme a dictaduras de semáforos. 
He manifestado gritos sin romper paredes. 
He callado con ojos de tristeza mi rabia interior solo para ver sonrisas. 
He balanceado mi delicadeza los días de lluvia mientras pensaba en ti. 
He resucitado 1000 veces, he caído 3000. 
He puesto carcajadas hasta en las risas más rotas solo para disfrutar lo que no me queda de ti. 
He hecho crujir la nieve, solo para no sentirme tan rota. 
Me he puesto vestidos a menos doce bajo cero solo para sentir el frío que algunos sienten antes de decir el ultimo adiós. 
He planteado maneras y maneras de rehabilitarme. 
He dibujado nostalgias, trazado rincones, y coloreado dolores, y ni aun así llegaste a aparecer.
Me he emocionado con simples acordes. 
He memorizado tus pasos de baile. 
Me he quedado en la estacada. 
Y he pensado en retirada. 
He transformado mi vida en excusa para convertir mis problemas en lluvia y poder llorar por ti. 
He hecho todo lo que no te hubiese gustado que hiciese, pero creo que este laberinto de dudas se queda sin salidas si no estás aquí.


jueves, 18 de abril de 2013

Distopía

No quiero desahogar mi rabia en letras ni entrelazar nostalgias en versos.
Se nos atragantan las muertes, y nosotros seguimos sonriendo cada vez que hablan de ellos.




Mi corazón lleno de muertes y mi mente un cementerio.
Y tú, que pasas tan desapercibido
vuelves con cara de sonrisa
y mirada triste.




domingo, 7 de abril de 2013

Cuando el cerdo encuentra a la tortuga

Voy a hacer malabares con palabras para disimular que te estoy escribiendo a ti.

                        felicidades

                 mously             8deabril

                porque                 un
    
                 eres                  tengo

                  de                  que
     
                    lo               bonito
                            más  

Abril es uno de esos meses que te obliga a a sonreír.  
Ya sea por la lluvia o por las sustancias alucinógenas que ella conlleva, 
la que importa eres tú.

Empezaría dándote las gracias por todo, 
pero ese principio ya se quedo en fin 
en todas 
las cosas que te he escrito.
Te diría
que lo siento 
por todo eso de los
insultos y puñetazos
formateados a estrés.
Pero como eso ya lo sabes,
tendré que llamar a Poesía
para que nos salve.

Entonces me la jugué y creí ser valiente para contarte historias, para taparte todas las noches de invierno cuando hacía frío,  para reírme de tus caras de imbécil de todos los días,  para llorar delante tuyo y para salvarte todas tus lágrimas de historias con precipicios más altos que mi autoestima.

(Para y

Siempre le tuvimos miedo a ese vacío de hojas en blanco. Entonces miramos al cielo y empezamos a escribir.

nunca paramos.)

No le pusimos medida a nuestros estados de animo, tampoco a nuestros jueves de movida ni a domingos de estudio.

Solo mediamos el amor, y las lágrimas que siempre hay de por medio.
Y entonces es cuando sé que dejo de jugármela al decirte que te quiero.
Porque lo hago,
aunque nunca termines de creértelo.


Entre distancias, dudas, y delirios, historias que se quedan en intento de.


La tortuga encontró al cerdo. O el cerdo la encontró a ella. Da igual. El caso es que el cerdo se murió de dolor al saber que ella tenía su regalo lejos de él. Y voló..  
Voló a París, para buscar su regalo.
Por el camino sabía que los secretos que esa cajita escondía no deberían ser los suficientemente buenos.
Y se dejo el corazón en Madrid con su llave de repuesto.
Él siempre decía que a Madrid le faltaba algo. Definía sus paisajes insípidos  dando protagonismo a su tortuga. Estaba claro que era su pequeña musa, y que si Madrid estaba perdida con ella, sin ella era un antro de mierda que nadie podía llenar. Escribió mil relatos mirándola y abriendo su caparazón. El tic tic tac del abrir y cerrar decía que le ayudaba a plasmar sus ideas. Nadie lo entendía. 
Él la escribía a ella, y cuando su valentía se manifestaba para darse a leer solo recibía risas.
Poco a poco dejo de escribir, pero la pequeña musa seguía ahí, con su caparazón de por medio. 
Nadie tenía nada que hacer con sus palabras, así que el invierno se vengó de él, y las quemo para que sus sentimientos cobraran el papel de calor, y refugiarse del frío.
A la mañana siguiente no había tortuga.
Pero todavía se conservaban todas sus palabras.
Menos dos.
Entonces el "te quiero" ganó protagonismo y le guío a París.
Allí estaba ella.
Esperándole.
Y cuando su pequeño caparazón se abrió...